El efecto de la producción masiva en la identidad de la sociedad ecuatoriana en la actualidad.
Por Daniel Reyes Perero
La importancia de la arquitectura en la sociedad, se refleja en la responsabilidad de crear un espacio en donde el hombre desarrollará su vida, siendo así, una forma de expresión del arte, en el que esta disciplina responderá a las necesidades funcionales de aquel para quién se está diseñando el proyecto. Pero entonces, ¿Cómo se ve afectada la arquitectura, cuando los problemas políticos, sociales, y económicos, son la principal barrera en el desarrollo de la misma?
“Las nuevas generaciones deben ser canalizadas por la sociedad. La verdadera identidad se logra cuando las iniciativas y la creatividad local se decantan por dar indicaciones universales que se materializan en soluciones inéditas que una sociedad necesita” (Segre, 1990, págs. 5-6), destacó Segre. Encaminados por una cultura progresista dividida, nos catalogan como “tercer mundo”, término conocido por dividir al pueblo en estratos sociales y culturales, llevándonos a seguir con un apego a lo tradicional, un ambiente y un consumo cotidiano a lo largo de los años. Enlazándolo con nuestro ambiente social cotidiano, nos damos cuenta que, como ciudad, somos un centro de culturas mezcladas y no tenemos una identidad como propia, donde se prioriza que las nuevas generaciones sean canalizadas por la sociedad con un tipo de ideología conformista, así como con viviendas replicadas y vacías en las que la mayoría de veces, están guiadas por condicionantes que deben cumplir, y una sociedad que no aprovecha la función original de una vivienda que, se rige a un modelo limitado que trata de prevalecer en gran escala y como consecuencia, no permite que desarrolle su propia esencia en la arquitectura.
Podemos decir que, estamos siendo esclavos de una sociedad sin libertad creativa, que es lo que caracteriza la identidad de la arquitectura; con una ideología aferrada y acostumbrada a resolver necesidades con patrones repetitivos, a causa de problemas políticos y económicos que no permiten mejorar la calidad de la arquitectura local.
Bibliografía
• Segre, R. (1990). En busca de la identidad olvidada.